Una mujer de fin de siglo

Reseñas publicadas

“La sólida formación académica de la autora no ha obstaculizado el quehacer ficcional, puesto que aquí, para fortuna del lector, la erudición no ahoga el sentimiento, y suscita en quien lee, momentos gozosos, porque Lojo ha sabido indagar en las pasiones humanas. Asume reflejar los íntimos conflictos de Eduarda Mansilla, la vida en complejidad de esta escritora proveniente de una clase privilegiada, moviéndose en ámbitos refinados pero también en lucha contra los condicionamientos exteriores, en disconformidad, en búsqueda de sí misma. (…)

Una muestra más del dominio expresivo de esta autora lo ofrece la minuciosa reconstrucción de época, de lugares, modismos, costumbres, ritos familiares, en un refinado ambiente finisecular. Hay semblanzas y diálogos jugosos y vívidos no sólo de Buenos Aires, sino de un Broadway que la abruma, un New York definido por las carencias y lo efímero, reuniones en casa de damas de Saratoga, baile fastuoso en la mansión de un banquero. Se disfrutan momentos de delicada sensualidad, en ocasiones a través de breves y oportunos flash-backs, (v. gr. El desatado por un entrañable y casero aroma de pastelitos fritos). Asimismo las imágenes de cuño erótico surgen bellamente en las evocaciones de esta mujer, que comienza a ejercer paulatinamente su derecho a asentir el propio cuerpo y su derecho a decir. (…)

Lojo conjetura, selecciona, obra con maestría, pues el arte del escritor que emprende una biografía novelada, según pide Marcel Schwob, consiste en la selección y no en la total exactitud. Por otra parte, el universo interior del hombre es una incógnita. (“nunca veré el dibujo interno de mi vida”, escribe Eduarda a Alice). Cuando cerramos este libro, este enigma queda abierto, las oscuras razones de la protagonista, el misterio, que quizás sea la razón de ser de toda novela.” (Viviana Bermúdez Arceo, Gente de Letras, Año 2, nº 2, Buenos Aires, noviembre 1999)

“De Eduarda Mansilla de García (1834-1892) se sabe que fue sobrina dilecta de Rosas, hermana de Lucio Victorio (autor de Una excursión a los indios ranqueles) y que estuvo casada con el diplomático Manuel Rafael García. En los años que vivió en Buenos Aires su salón reunió a lo más selecto de la intelectualidad, la política y la milicia porteñas. Su oficio de escritora, en cambio, siempre estuvo menos reconocido. Tanto es así que a su muerte, casi todas las necrológicas prefirieron exaltar su condición de madre y dama culta antes que ocuparse de su obra literaria.”

“Felizmente, en Una mujer de fin de siglo, María Rosa Lojo parece haber encontrado el punto de mira ideal para reflexionar sobre el lugar que hoy ocupa la mujer. Luego de su revelador enfoque de Manuelita Rosas en La princesa federal, la escritora prefirió hacer algo más que rescatar a Eduarda del olvido. Antes bien se apropia de la subjetividad de este individuo histórico para enfocar sus actos desde una dimensión mucho más trascendente.

En Eduarda se hacen carne las grandes disyuntivas de toda mujer moderna, aquella que, más allá de los patrones establecidos, está dispuesta a hacerse cargo de su verdadero deseo.

El testimonio de la protagonista ocupa sólo una tercera parte de la novela y se complementa con los recuerdos que despierta en su joven secretaria –una mujer emancipada y sin culpas—para reaparecer más tarde en la memoria de Daniel, su hijo preferido.

La vida de Eduarda estuvo siempre asociada a grandes personajes y episodios de la historia nacional. Murió antes de que comenzara el siglo XX, pero fue testigo de profundos cambios políticos y sociales. Todo este material ha sido macerado delicadamente por la autora, de forma tal que son los grandes temas (el amor, la libertad, el proceso creador, la maternidad) los que dan sentido a los hechos evocados.

La ficción arma sus propias intrigas, aun cuando incorpore a individuos y circunstancias de comprobada existencia. Allí donde la falta de testimonios directos deja zonas en sombra, María Rosa Lojo construye una trama convincente que propone reflexiones de peso y deleita con la calidad poética de muchos de sus párrafos.

Una mujer de fin de siglo es un atrayente viaje en el tiempo, que le brinda a la autora la posibilidad de reivindicar –con muy buenas armas- la lucha de una mujer que lo arriesgó todo para defender su legítimo destino como individuo.” (Patricia Espinosa, Ámbito Financiero, Buenos Aires, 2 de junio de 1999).

“María Rosa Lojo, como ya lo había hecho en La princesa federal, volcó en este libro su energía y su talento para descubrir los más entrañables secretos de la vida de Eduarda Mansilla. No se apoyó para ello en una somera biografía ni en un retrato de una época colorida –recursos remanidos en este género literario- sino que hurgó en los más hondos pliegues de su personaje y los tradujo con lenguaje poético y coloquial.

“El libro posee la calidez de la verdad, la tersura de las pasiones íntimas y el dramatismo nunca exacerbado de una sociedad pacata y machista. Una mujer de fin de siglo, es, en fin, un libro sin duda entrañable, un documento que rescata de la oscuridad a un personaje notable de nuestras letras y un relato escrito tanto con la pluma como con el corazón.” (Adolfo Martínez, La Nación, Buenos Aires, 1 de agosto de 1999).

“Una excepción a la avalancha de productos convencionales que cumplen con el género en boga, “la narrativa histórica”, es María Rosa Lojo, quien ya con La princesa federal brindó un excelente libro. Ahora vuelve con Una mujer de fin de siglo para concentrarse sobre un personaje fascinante: Eduarda Mansilla”  (Christian Kupchik, Revista Elle, Buenos Aires, junio de 1999)

“María Rosa Lojo relata el conflicto de su protagonista en 281 páginas fluidas, compenetrada con su antecesora, novelista y mujer (....) El recurso de los tres hablantes da movimiento al conjunto, cambia el punto de la mirada sobre ciertos sucesos.”

“Distingo una alternancia de modos de escritura. A uno se lo puede llamar relato directo, como en los diálogos; el otro se caracteriza por la voluntad lírica y una notable libertad de asociación conceptual.”

“Con claro acierto, dado el parentesco habido con su protagonista Eduarda Mansilla, la novelista Lojo no redunda en el uso de la figura de Juan Manuel de Rosas.”  (Margarita Schultz, La Gaceta, San Miguel de Tucumán, 12 de setiembre de 1999)

“En Una mujer de fin de siglo, María Rosa Lojo relata, desde un impecable trabajo del lenguaje y de manera altamente reflexiva, cómo una mujer de fines del siglo XIX rompe con mitos y tabúes subsistentes aun a fines del siglo XX” (Bibiana Valorzi, El Litoral, de Santa Fe, 26 de diciembre de 1999).