Ese letrero está escrito en las paredes vidriadas de todas las salas termales de la ciudad de Federación, Entre Ríos, donde llegamos un domingo lluvioso. Sin embargo, nunca falta alguien con un mate en la mano bajo cada letrero. O, incluso, con un sánguche o una bolsita de chipá, pese a otro cartel, muy visible, que incluye los alimentos en el mapa de prohibiciones. ¿Se trata de inadaptados sociales, rebeldes antisistema, gente furiosa con el resto de la humanidad? Nada de eso. Las buenas maneras, la suave conversación, caracterizan los grupos sentados en sillas plegables o reposeras que circundan las piletas.
“No se permite tomar mate”… y otros reglamentos (clarin.com)